Al recorrer el Parque Cultural del Río Vero no es difícil encontrar indicios más o menos visibles de antiguos establecimientos defensivos. Restos de muros, puntales rocosos con tallas en la roca, montículos de extraña apariencia.... en definitiva sitios históricos, plagados de misterio, que un día tuvieron protagonismo y son testigos de los avatares del Parque, soportes de historias y de leyendas y geografía de nuestra historia.
Son numerosos los restos de castillos conservados con peor o mejor suerte en el Parque Cultural. Tras la monumental fortaleza de Alquézar, sólo los de Castillazuelo, el Cementerio Viejo de Adahuesca, la Zaba, Esplubiello, castillo de Arcusa, castillo de Miravet en Sarsa de Surta, Los Santos y Peña Santa Margarita, mantienen en pie una parte apreciable de su estructura. Muchos otros, cuyas piedras sirvieron de cantera para otras construcciones, son ya vestigios arqueológicos: castillo de Morcat, recinto fortificado de Peña Surta, castillo de Castellazo...
En la cabecera del Vero quedan restos de multitud de enclaves fortificados: castillos de Morcat, Sarsa de Surta y Castellazo, recinto fortifcado de Peña Surta y la torre de Arcusa,
Son mucho más escasos los restos de muralla que en momentos de inestabilidad debieron proteger muchas localidades. En Adahuesca se conserva un tramo de lienzo en la zona conocida como Cementerio Viejo. En la actualidad forma parte del espacio exterior del Centro de Leyendas y Tradiciones. El mismo recinto contó con una torre.
El río Vero ha sido testigo durante más de 20mil años del genio creador de nuestros antepasados. El cañón y sus barrancos afluentes acogen sesenta enclaves con pinturas rupestres de los tres estilos clásicos de la prehistoria europea (Arte Paleolítico, Levantino y Esquemático).
Fue declarado Patrimonio Mundial por UNESCO en 1998 dentro del “Arco Mediterráneo de la Península Ibérica”. Forma parte del Itinerario Europeo “CARP: Caminos de Arte Rupestre Prehistórico”.