El Parque Cultural del Río Vero, en los pies del Pirineo entre la sierra de Guara y el Somontano, es un singular espacio reconocido por sus valores naturales y culturales.
Durante milenios este territorio ha atraído al ser humano. Diversas culturas han vivido en él, lo han respetado y lo han conservado. Han hecho posible que hoy podamos disfrutar de espectaculares paisajes donde descubrir su legado: arte rupestre, monumentos, cultura popular...
El Parque Cultural del Río Vero cuenta con un patrimonio rico y variado. Destacan los numerosos elementos declarados Bien de Interés Cultural: el Castillo-Colegiata de Alquézar, la Catedral de Barbastro, la ermita de Nª Sra. de Treviño en Adahuesca o el santuario de Sta. Mª de Dulcis en Buera. A ello hay que sumar los conjuntos históricos de Alquézar y Barbastro.
Otros muchos elementos también sobresalen por su valor etnográfico y su perfecta integración en el paisaje. Es el caso de las iglesias parroquiales, ermitas, esconjuraderos, casetas de pastor, arnales, molinos, puentes, azudes, pozos de hielo, casas tradicionales...
El Patrimonio arqueológico, muestra de las etapas más antiguas, está representado desde la Prehistoria hasta el medievo: arte rupestre y yacimientos de hábitat prehistóricos, dólmenes, restos de los baños árabes de Barbastro, castillos y fortificaciones medievales, etc.
El Parque Cultural del Río Vero atesora una gran variedad de ecosistemas y paisajes, fruto de la diversidad geográfica del territorio por el que se extiende, desde las sierras prepirenaicas a la depresión del Ebro.
El agua, junto a otros agentes modeladores del relieve, han configurado los paisajes que en la actualidad contemplamos. A ello se suma la actividad humana ejercida durante siglos, dando lugar al Parque Cultural del que hoy disfrutamos, rico en contrastes y con una marcada personalidad.