Fuentes, lavaderos, abrevaderos y pozos-fuente forman parte del amplio conjunto de elementos asociados al gua. Son valiosos elementos del patrimonio hidráulico que han llegado hasta nosotros como testimonio documental de la vida social y económica de las gentes que han vivido junto al río Vero.
Con la llegada del agua corriente a las casas, muchas de estas obras quedaron en desuso e incluso olvidadas. Sin embargo, han sido rehabilitados recuperando su aspecto original y la memoria de tiempos pasados.
Entre las fuentes destacan los más monumentales como la de San Francisco de Barbastro, profusamente decorada (s. XVI) o la de Monchirigüel en Alquézar. Otras tienen una tipología propia de un pozo fuente (Adahuesca y Fuendiós en Lecina) o están asociadas a un lavadero como en Buera o las dos fuentes de Betorz.
Las hay más modestas pero llenas de encanto como el aljibe-lavadero de Castellazo o las fuentes de Arcusa, Morcat y la de Pueyo de Morcat, junto al pueblo.