El caserío de este pueblo ribereño se extiende por las laderas del terreno orientado al medio día. Se arremolina en la margen izquierda del río, dejando libre la fértil llanura de inundación donde se cultivan los productos de la huerta. A ello hay que sumar el valor ambiental de los bosques de ribera que jalonan el curso fluvial, todo un hervidero de vida dada su variedad de especies.
Sobre el conjunto de viviendas destaca la silueta de la torre e iglesia parroquial, dedicada a La Asunción (s. XVIII).
Se han conservado interesantes muestras de arquitectura tradicional: casas Calasanz o Lasierra, entre otras. La piedra arenisca, el tapial, el ladrillo y la teja árabe son los materiales esenciales. Son múltiples los detalles que podemos encontrar en las portadas de las casas, algunas decoradas con motivos geométricos, escudos, aleros, forjas...
En las proximidades a la localidad también existen otros lugares de interés, como la ermita de San Macario, el puente medieval y los dos azudes: el de Arriba y el de San Marcos.